Estudie psicología por varios motivos, pero quizás el motivo principal fue querer entender mejor como funcionamos las personas, pero no solo por el hecho de saber, sino sobre todo para poder HACER. Hacer aquellas cosas que me propusiera sin sufrir tanto en el proceso, poder desarrollar mis capacidades y ser lo más libre posible.

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Después de licenciarme en la universidad de Sevilla, estuve un tiempo haciendo prácticas en diversos centros. Poco después comencé un master en psicología infanto-juvenil y al terminarlo abrí mi propia consulta hace más de siete años. El comenzar mi camino con menores fue todo un reto personal, ya que si alguna vez has tratado con ellos sabrás de las dificultades que a veces tenemos para conectar con ellos, y más todavía si les tienes que ayudar a que cambien cosas que le cuestan o no entienden, como por ejemplo su manera de pensar. Al principio y a pesar de la formación que ya tenía tuve momentos difíciles, pero esa dificultad me ayudo a esforzarme a mejorar mis habilidades en la consulta y sobre todo a darle importancia a seguir formándome, a continuar actualizándome y a ver a cada persona como un libro nuevo por leer, parecido a los demás pero totalmente diferente en realidad.

 

En mi día a día también trabajaba mucho con los padres y las madres que acudían a consulta por los menores. Y como también quería darle herramientas prácticas a ellos para que aprendieran a gestionar los retos que conlleva su papel como padres, seguí aprendiendo pero en este caso centrándome más en las peculiaridades de la conducta adulta. Decidí formarme más a fondo sobre el trabajo específico con adultos y me centre fundamentalmente en las terapias basadas en la evidencia científica, (concretamente en las llamadas terapias contextuales).

 

En el trabajo con adultos, al igual que el que hago con los menores, pongo el foco en ayudar a la persona a ver qué esta haciendo, si eso que haces te esta funcionado y que precio estas pagando por ello. Una vez establecido esto empezamos a ver como adaptar las herramientas que sean demostrada útiles a su situación concreta. En este proceso voy resolviendo todas las dudas y dificultades que se puedan ir presentando, adaptándome a la forma que tiene la persona de ver el mundo. La idea es que esa herramientas le permitan a la persona vivir una vida que tenga sentido para ella, a pesar de la dificultades que se presenten en el camino, el o ella sabrá hacía donde se dirige y que puede hacer cuando aparezcan las piedras en el camino.